La sociedad mexicana estaba dividida en varias clases; la aristocracia
feudal o "alta sociedad", la burguesía nacional, la pequeña burguesía o
clase media y el proletariado y los campesinos. Esos treinta años fueron
una dictadura. El porfiriato enriqueció a un pequeño grupo de familias,
a costa del trabajo de los campesinos y de los obreros que formaban la
mayoría de la población. Se constituyó, entonces una clase rica que era
dueña de haciendas, de fábricas, de casas comerciales y de negocios
financieros. Además de los bienes económicos, este grupo de ricos
controlaba el poder político y disfrutaba de una preparación cultural
suficiente para sojuzgar al resto de la población mexicana. Además se
mandaba por la fuerza a los jóvenes al ejército.
La sociedad mexicana estuvo ostensiblemente dividida en varias clases;
la aristocracia feudal o "alta sociedad", la burguesía nacional, la
pequeña burguesía o clase media y el proletariado y los campesinos.
La burguesía nacional nació con la desamortización de los bienes de la
iglesia ordenada por las Leyes de Reforma. Esta burguesía adquirió las
riquezas de manos muertas, convirtiéndose en los nuevos ricos. Se
convirtieron en latifundistas; hacendados que explotaron las tierras con
técnicas y procedimientos anticuados. Al no saber aprovechar los
beneficios que las Leyes les brindaban, no se modernizaron y por
consiguiente, no pudieron competir con el capital extranjero y se
conformaron con extender sus haciendas y la explotación de la clase
campesina.
La clase media mexicana estuvo integrada por profesionistas, profesores,
artesanos, burócratas, periodistas, pequeños comerciantes etc., quienes
llevaron una vida precaria.
Causas sociales: La inversión de fuertes capitales extranjeros se hizo a
costa de explotar todas las riquezas naturales, incluyendo la mayor; el
hombre mismo. Esto es, se dispuso de mano de obra barata o regalada por
el desmedido apoyo que el gobierno dictatorial concedió a los
capitalistas. La explotación a la que se sometió a los peones en las
haciendas, las minas y las construcciones, y a los obreros y artesanos
en las fábricas fue determinante en la consecución de la lucha armada.
La economía mexicana creció y la red ferroviaria se extendió
considerablemente. Hacia 1910 el porcentaje de familias sin tierras
representaba el 96.9 % de la población total del país.
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